Carta a Mi Hijo

 

Si hijo mío, soy policía... Mi trabajo es modesto... Tú lo sabes y apenas nos da para vivir, pero de su modestia tiene muchas satisfacciones, somos los malos de una sociedad que nos necesita y mal nos paga, pero créeme hijo, da gusto servir a los demás y nos sentimos importantes cuando salvamos una vida o protegemos a un inocente. Nuestra profesión es ingrata, todos nos arrojan ofensas e insultos cuando cumplimos con nuestro deber, todos quisieran que la ley se cumpliera solo para los demás y no para ellos.

La gente nos humilla cuando nos ofrece una dadiva para que no cumplamos con nuestro deber, y si lo aceptamos nos dicen deshonestos. Tu sabes hijo mío, que cuando salgo de la casa no sé si volveré a verte, porque nuestro trabajo es de riesgo constante en donde va la vida de por medio; así es, a veces mueren nuestros compañeros defendiendo la vida y la propiedad ajena, algo de lo que tengo miedo a pensar que tú, me esperaras inútilmente para darme ese beso que a diario me das como bienvenida, y entonces hijo, me duele decirlo pero ya no volverás a verme; porque habré entregado mi vida por una ingrata sociedad que tanto nos exige y nada nos da, y que ni siquiera es capaz de pedir que nos retribuyan con un sueldo o prestaciones decorosas para que tu y todos los hijos de los policías puedan estudiar una carrera que les ayude a servir orgullosamente a los demás, como lo hago yo.

Si a veces no te veo, es porque en este ingrato, pero emocionante trabajo no tenemos horarios, pues bien es cierto, trabajamos doce horas, pero a veces por necesidad del servicio, nos doblamos en horarios de trabajo. Lo siento hijo, nosotros nunca decimos no cuando sabemos que otros nos necesitan para su seguridad, porque es cierto que cuando la sociedad descansa o duerme, nosotros estamos de pie y vigilando. Quisiera poder estar a tu lado velando tus sueños , mirándote crecer, sonriendo conmigo pero me conformo con verte de vez en cuando; de todas maneras siempre estoy contigo, pensando en ti porque nunca te olvido, ahora estudio para ser mejor policía y eso también me impide verte mas tiempo.

Perdóname hijo me gusta ser policía y lucho con mis compañeros para que tu y otros niños, los jóvenes y los adultos, se puedan desarrollar con seguridad y puedan caminar por la calle, llegar a la escuela libres de sobresaltos y miedo, para eso estoy aquí, por eso soy policía, no importa que todos nos ataquen y la gente nos juzgue sin saber o sentir que es un policía. Si supieras hijo mío, con qué clase de gente nos enfrentamos diariamente, drogadictos, borrachos, asesinos, e influyentes, todos irrespetuosos y agresivos, y nosotros tenemos que tratarlos como gente. De verdad, esto nos lastima y nos humilla, que no sepan y no se den cuenta, que también somos seres humanos, y que nos duele los insultos y las agresiones y... "demonios ", que crean que estamos obligados a aguantar todo porque somos policías olvidados de dios; hijo mío quiero que comprendas y sepas que, por ser policía, no puedo atenderte como mereces y darte lo que necesitas solo puedo dejarte como herencia: Mi honor, mi orgullo, y mi dignidad de hombre.

Recibe un abrazo con mucho cariño y con él, todo mi corazón.

Atentamente

Tu padre... Un policía orgulloso de su profesión